Resumen
In extremis, como suele hacerlo, mi colega Emiliano Zolla me pidió una nota en memoria de Leif Korsbaek, a lo que accedo sabiendo que entre Leif y yo hubo, a lo largo de casi veinte años, muchos momentos personalísimos que explican mi propio luto. Sé que hay colegas que destacarán, en otros espacios y con justicia, a Leif en cuanto académico “puro”. Por supuesto que no es menor el hecho de que, hasta el final de su vida, se empeñó en publicar y traducir obras verdaderamente relevantes de la más clásica antropología británica, puestas en castellano para los lectores, entre los cuales Leif ponderaba sobre todo a las y los estudiantes, a los propios y a los ajenos. Pero a Leif se le deben no sólo colosales empeños académicos en el ámbito de las publicaciones, sino también (y, sobre todo) en esa extraña región de la academia que es la docencia, tarea que, por cotidiana, no siempre reviste el carácter casi sacro del autor que se convierte en autoridad.

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Derechos de autor 2024 Carlos Arturo Hernández Dávila