Artículos y Ensayos e000298
Efectos de la violencia crónica
en las percepciones y emociones de los habitantes de la zona de Río de los
Remedios
Effects of Chronic Violence on the Perceptions and
Emotions of the Inhabitants of the Areas Near Río de los
Remedios
Fecha de recepción: 06/06/2023
Fecha de aceptación: 04/10/2024
Fecha de publicación: 17/06/2025
https://doi.org/10.48102/if.2025.v5.n2.298
Fabiola Olvera*
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8139-917X
Doctora en Ciencias Políticas y Sociales
Universidad Nacional Autónoma de México
México
Resumen
La violencia crónica presente en una determinada
zona tiene la capacidad de modificar los comportamientos de sus habitantes y
afectar la forma en la que éstos se relacionan con el espacio. La presente
investigación tuvo como objetivo identificar los efectos de la violencia
crónica sobre el espacio de socialización, las percepciones y emociones de los
habitantes de la zona cercana al metro y avenida Río de los Remedios. Para
ello, se realizó una investigación con un enfoque mixto, empleando tres
técnicas de recolección de información: entrevista, encuesta y etnografía
digital. Se observó que la violencia de la zona cuenta con múltiples
dimensiones que le añaden complejidad. Se trata de un fenómeno que ha afectado
a todos los habitantes durante años y que ha influido en el desarrollo de su
vida diaria, pues determina la generación de conductas dirigidas a evitar ser
víctima. También ha transformado la relación de la comunidad con el espacio
público, provocando el retraimiento de la población a sus hogares. Aunque la
violencia ha provocado múltiples afectaciones, la población resiste y se
enfrenta a ella: si bien produce sentimientos negativos entre gran parte de la
población, aún existe una fuerte esperanza por el futuro.
Palabras clave
Violencia, violencia crónica, espacio de
socialización, emociones, criminalidad
Abstract
The
chronic violence present in a specific area has the ability
to modify the behaviors of its inhabitants and influencer their
relationship with space. The objective of this research was to identify
the effects of chronic violence on the socialization space, perceptions, and
emotions of the inhabitants in the vicinity of the Río de los
Remedios subway station and Avenue. For this purpose,
the research was conducted with a mixed approach, using three data collection
techniques: interview, survey, and digital ethnography. It was observed that
violence in the area has multiple dimensions that contribute to its complexity.
This phenomenon has affected all residents for years and has influenced the
development of their daily lives; it determines the generation of behaviors
aimed at avoiding being a victim. It has also transformed the community's
relationship with public space, leading the population to withdraw into their
homes. Although violence has caused multiple affectations, the population
resists and confronts it: although it produces negative feelings among a large
part of the population, there is still strong hope for the future.
Keywords
Violence,
chronic violence, socialization space, emotions, criminality
Introducción
Las demarcaciones cercanas al metro y avenida Río
de los Remedios son un conjunto de veintisiete colonias pertenecientes a los
municipios de Ecatepec de Morelos y Nezahualcóyotl, y la alcaldía Gustavo A.
Madero. Esta franja que separa a la Ciudad de México y el Estado de México se
encuentra afectada por un cúmulo de problemas sociales, como la sobrepoblación,
la falta de servicios básicos, la delincuencia o la contaminación. Sin embargo,
uno de los que más destaca es la violencia crónica que se vive en la zona.
La violencia crónica presente en
una determinada zona tiene la capacidad de modificar los comportamientos,
sensaciones y sentimientos de sus habitantes. En algunos contextos, estructura
la realidad, pues es capaz de normalizar comportamientos como las agresiones,
la violación de derechos y la situación de tensión que se vive a diario.
Inclusive, parte de quienes habitan en ella interiorizan la violencia y la
reproducen en los diferentes niveles de su cotidianidad.
Asimismo, la violencia crónica
tiene la capacidad de determinar la forma en la que los pobladores se
relacionan entre ellos y la manera en la que se desarrollan e interactúan con
el lugar en el que habitan. En este sentido, la presente investigación tiene
como objetivo principal identificar los efectos de la violencia crónica sobre
el espacio de socialización, las percepciones y emociones de los habitantes de
la zona cercana al metro y avenida Río de los Remedios. A través de esto, se
busca contar con información que permita profundizar en la forma en la que la
violencia influye sobre estos aspectos; se espera que los resultados propicien,
en un futuro, la estructuración de acciones o políticas que posibiliten
enfrentar la violencia que se vive.
En el primer apartado se realiza
un abordaje conceptual y teórico de la violencia como realidad(es) social(es),
de las emociones en ciencias sociales y de la percepción social, así como de la
violencia crónica como factor que altera las emociones y comportamientos de los
individuos y del estado de frontera como un elemento para explicar este
fenómeno. Posteriormente, se presenta una caracterización del entorno al que
pertenecen las personas objeto de este estudio: la zona de Río de los Remedios.
Después, se detallará la metodología seguida en esta investigación. Finalmente,
se presentarán los resultados del estudio y las conclusiones que de ellos se
derivan.
La violencia crónica en el espacio de socialización,
su percepción e impacto emocional
Es destacable que, a pesar de la gran cantidad de
análisis que se han realizado sobre el fenómeno de la violencia, no existe un
consenso claro sobre su definición. Algunos autores la consideran como una
“acción corporal de cualquier tipo que busca ocasionar un daño físico con el
fin de resolver un conflicto” (Arteaga Botello, 2003, p. 120); sin embargo,
debe mencionarse que el ejercicio del poder sobre otros no siempre tiene dicho
fin. En ocasiones, por ejemplo, las clases dominadas por el sistema político y
económico emplean la violencia como una respuesta justificada para tratar de
sobrevivir a condiciones de opresión. En otros casos, las víctimas de la
violencia ni siquiera se manifiestan como una amenaza, y aun así reciben
ataques injustificados. Por ello, hay otras perspectivas que conciben la
violencia como una evidencia del fracaso del sistema social (Arteaga Botello,
2003).
Otros autores han recalcado la
tensión entre las definiciones de violencia que se especializan en lo físico,
en los hechos concretos, y aquéllas que ponen más énfasis en su dimensión
simbólica y cultural. A esto, debe sumarse que las definiciones necesariamente
están atravesadas por el componente de la legitimidad, pues el concepto
califica ciertas realidades que se consideran no legítimas. Ahora bien, el
propio concepto de legitimidad varía porque lo que es legítimo para algunos
individuos o grupos no lo es para otros. De esta manera, lo que para ciertos
sujetos es violencia, no lo es para otros. Así, una definición formal debe
hacer a un lado la connotación moralista con que se usa en el habla cotidiana,
pues ninguna persona o grupo social busca definirse a sí misma como violenta
(Garriga Zucal, 2010; Garriga Zucal y Noel, 2010).
Por su parte, Blair Trujillo
(2009) observó que el concepto “violencia” no es algo uniforme, sino que hace
referencia a un conjunto de realidades presumiblemente relacionadas. Sobresale,
entre otras cosas, que, independientemente de la posibilidad o no de alcanzar
un concepto unívoco, es algo innecesario, pues esta diversidad es lo que
permite el análisis y la aplicación al mundo real del concepto. Bajo la misma
línea, Martínez Pacheco (2016) señala que la diversidad conceptual de la
violencia hace posible un estudio riguroso de sus modalidades, de acuerdo a las
causas, características, consecuencias y valoración.
El concepto “violencia crónica”
no es menos complejo. El término se popularizó a raíz de los estudios de los
conflictos armados que sufrieron Guatemala y Colombia en el siglo pasado. El
grado de violencia que habían alcanzado las acciones de las facciones en
conflicto invisibilizaba otros tipos de violencia que ocurrían en entornos
sociales más pequeños, como los barrios, las escuelas o los hogares. Esta
situación llevó a los académicos a hablar de distintas clases de violencia;
entre ellas la violencia crónica, que es descrita como aquélla que se presenta
con altos índices durante un periodo corto de tiempo (Kloppe Santamaría y
Abello Colak, 2019).
De esta forma, la violencia
crónica surgió como un concepto tridimensional que supone la inclusión de tres
componentes: el espacio, el tiempo y la intensidad. Inicialmente, se le definió
como los “casos en que los índices de muertes violentas son al menos el doble
del promedio […] por cinco años o más y se registran actos frecuentes de
violencia que no necesariamente tienen como resultado la muerte en varios
espacios” (Kloppe Santamaría y Abello Colak, 2019, p. 11).
Esta definición tiene dos
limitantes importantes: cuenta con una ventana temporal determinada que no
puede ser generalizada en todos los contextos y señala la muerte como un signo
inequívoco de violencia. Sin embargo, en la actualidad, la forma por excelencia
de ejercicio de poder y violencia recae en el sometimiento de la voluntad de
las personas (Foucault, 2019; Giraldo Díaz, 2008; Segato, 2014; Zaffaroni,
2009). Aun así, es acertada en el sentido de que incluye los tres elementos
antes enunciados y considera no sólo al espacio público como el lugar en el que
puede acaecer la violencia, sino que extiende esta posibilidad a todos los
espacios de socialización de una comunidad.
La violencia crónica se genera y
reproduce por medio de múltiples macro y microprocesos. En éstos, se incluyen
factores estructurales que van desde la pobreza extrema, el sentimiento
creciente de desigualdad, las herencias históricas de enfrentamientos o la
debilidad de las instituciones de protección, hasta, por supuesto, la presencia
del crimen organizado. Esta forma de violencia pone en peligro el desarrollo
mental, físico y social de las personas. En términos más concretos, puede
afectar la capacidad de los individuos para establecer y mantener relaciones
sociales, pues separa y margina a distintos sectores de la comunidad; asimismo,
fomenta el crecimiento de las estructuras de control paraestatales (Castillo
Vargas y Castro Chaves, 2011; González, 1997; Kloppe Santamaría y Abello Colak,
2019).
La violencia, especialmente la
crónica, influye en el espacio y en los cuerpos que en éste habitan. El espacio
se percibe por medio del cuerpo que, a su vez, es relacional y constantemente
cambiante. Así, los cuerpos son influidos por presencias o ideas que los
potencian o limitan, y que dan cuenta de su actuación más allá de una lógica
espacial (Molina, 2013; Pérez Toledo, 2018). En este sentido, existe toda una
línea de estudios sobre la satisfacción vecinal o barrial que respalda la
perspectiva de que las características sociales de los vecindarios tienen un
impacto directo en los vínculos sociales de sus habitantes, en su percepción de
seguridad, en sus emociones y en la seguridad del vecindario (Hipp, 2010;
Huffschmid, 2013; Sabido Ramos, 2013).
El espacio no debe pensarse
únicamente como consecuencia del ámbito cultural donde se produce; es necesario
reconocer que éste también tiene la capacidad de modificar a las personas y a
otros lugares. Esta nueva consideración supone que el espacio no es sólo un
contenedor dentro del cual se desenvuelven las actividades de las personas,
sino que tiene un papel importante en el desarrollo de éstas.
La violencia es una de las
expresiones humanas que forman con más fuerza el espacio y las ideas sobre el
mismo. Dado que tiene la capacidad de influir en los sujetos y en las
instituciones, es posible decir que la violencia, expresada y percibida en y desde
el espacio, va a incidir en las personas para que éstas actúen en consecuencia
(Soto Villagrán, 2013). Por ejemplo, Soto Villagrán (2013) ha estudiado
específicamente la relación entre el miedo y el espacio; la autora centra su
análisis en las experiencias de las mujeres y reconoce que hay un
entrelazamiento entre “las condicionantes espaciales, corporales, emocionales
en los modos de habitar de las mujeres en la ciudad” (p. 197).
Para Hannah Arendt (2008), la
violencia tiene un carácter eminentemente instrumental y es utilizada de forma
invariable para ejercer y mantener el poder sobre una comunidad. Completar el
proceso de la violencia requiere que haya cuerpos o situaciones que puedan ser
utilizados para que la fuerza se ejerza sobre ellos. En Estados como el
mexicano, la violencia ha atacado constantemente a los cuerpos que son vistos
como feminizados y se ejerce con más ahínco sobre ellos.
En etapas ulteriores, cuando la
violencia ha carcomido a la sociedad en su totalidad y tiene características de
“crónica”, se puede hablar de un proceso de de-socialización. De acuerdo con
Marcuello Servós y García Martínez (2011), esto ocurre cuando la comunidad ha
dejado a un lado las reglas ideales y funciona en un estado anormal donde se
requieren nuevos y diferentes estándares de comportamiento que permitan a las
personas sobrevivir.
En este sentido, se podría decir
que, como la violencia crónica ha impactado de una manera tan importante en los
espacios de socialización y se ha vuelto un elemento constitutivo de los
mismos, sólo se piensa en ella cuando está ausente. La violencia ha creado un
nuevo espacio social que se expresa tanto en el ámbito público como en el
privado. El espacio público ha perdido su concepción de neutralidad o está
lejos de serlo, pues sirve para justificar el ejercicio de la violencia y para
hacer saber a las personas que no son iguales y que siempre pueden ser víctimas
(Zúñiga Elizalde, 2014).
Las emociones y la percepción: creación social del mundo
En el ámbito de las ciencias sociales, las
emociones fueron históricamente relegadas a un segundo plano o directamente
eliminadas del quehacer teórico por mor del paradigma de la modernidad, que
estipulaba que el ser humano debía tender y atender únicamente a la razón, como
rasgo que lo distinguía del resto de seres en el mundo. Para el pensamiento
moderno, la dimensión emocional era el residuo remanente de la animalidad en el
ser humano y causa fundamental de sus problemas y desgracias. Incluso, en los
primeros años de la sociología, las emociones no tuvieron una atención seria,
siendo relegadas como un concepto marginal (Bericat Alastuey, 2000).
Tras los crímenes de la Segunda
Guerra Mundial y, con ello, el declive del paradigma racionalista de la
modernidad, las ciencias sociales comenzaron una apertura hacia la dimensión
emocional de los seres humanos. No obstante, fue hasta la década de 1970 cuando
aparecieron los primeros estudios sociológicos serios sobre las emociones. En
general, el abordaje desde esta disciplina se caracteriza por destacar el
carácter social y cultural de las emociones: no se reducen solamente a las
reacciones fisiológicas, sino que se revisa cómo se ven afectadas por la vida
en sociedad de los seres humanos, por sus interacciones, su relación con el
mundo y el actuar de sus instituciones sociales (García Andrade, 2019).
Así, por ejemplo, el miedo no se
concibe solamente como la reacción corporal que prepara a un individuo para el
combate o la huida, sino que se consideran los elementos sociales y culturales
que atraviesan la emoción: saberse en situación de vulnerabilidad o tener una
percepción negativa, amenazante, de su entorno a nivel vecinal, político,
económico o laboral (Muratori y Zubieta, 2013).
Por otro lado, la percepción es
un concepto que se origina en los estudios sobre la mente y la conciencia
humanas. En principio, hace referencia a la manera en la que el individuo se
apropia de la realidad que lo rodea. Una definición básica de la percepción
procede de la ciencia médica, que reduce el proceso de percepción a la
estimulación del cuerpo por los factores físicos del entorno (luz, sonido,
partículas, sustancias, movimiento), su reinterpretación por el cerebro en
información almacenable en la memoria y la utilización de dicha información
para hacer inferencias y reaccionar al entorno. Esta definición se conoce como
percepción sensorial (Arias Castilla, 2006).
Sin embargo, para la psicología
y las ciencias sociales, el concepto “percepción”, más exactamente, percepción
social, no se reduce a su dimensión fisiológica. En esencia, la percepción es
el proceso que ayuda al individuo a aprehender los elementos de su entorno y
vincularlos para generarse una imagen de la realidad que lo rodea. Dicho de
otra manera, la percepción social es la forma en la que los humanos construyen
el mundo, dotan de significados y relaciones a los objetos que los rodean, así
como a los individuos con los cuales coexisten, se relacionan y se comunican
(Lewkow, 2014).
Los conceptos “emociones” y
“percepción” son importantes en los estudios sobre la violencia dentro de
comunidades o grupos sociales porque contribuyen a dar cuenta de la forma en la
que la violencia, como realidad, en sus diversas manifestaciones se integra a
la imagen del mundo de las personas y qué emociones genera en estas últimas.
Vivir en un entorno marcado por una constante violencia impacta en la
percepción del entorno que construyen las personas que viven ahí, en cómo
reaccionan al mundo que los rodea y, en última instancia, en la manera en la
que actúan con respecto al entorno y a las personas en su alrededor.
La violencia crónica como factor de cambios
en el comportamiento y emociones de los habitantes
La violencia crónica limita de manera drástica la
capacidad de acción individual y social: se convierte en una forma de opresión.
Sin embargo, a la vez, motiva el deseo de acción. Este aliciente puede
expresarse de múltiples formas; por ejemplo, en ocasiones se observa en el
apoyo a intervenciones represivas y punitivas que buscan restablecer el orden o
la “normalidad” por cualquier medio; también puede encontrarse en la creación
de tácticas o estrategias de supervivencia cotidiana. No obstante, ambas tienen
un elemento en común: la resistencia ante el poder que busca subyugar al
individuo.
Desde la perspectiva de Foucault
(2000), la resistencia no debe entenderse como un aspecto anterior al poder al
que se opone, sino como coextensiva del mismo y contemporánea a los intentos de
sometimiento. No se trata simplemente de la imagen invertida del poder, sino
que es como el poder: “tan inventiva, tan móvil, tan productiva como él. Es
preciso que como el poder se organice, se coagule y se cimiente. Que vaya de
abajo arriba, como él, y se distribuya estratégicamente” (Foucault, 2000, p.
162).
En México, se puede entender la
violencia como una causa y consecuencia de la desorganización de la sociedad y
la adquisición de poder por parte de grupos con fines antagónicos; y, dado que
en el panorama futuro a corto plazo no se avizora que exista un cambio que
permita dar más estabilidad al sistema, se asume que la violencia será una
constante que afecte la vida de los habitantes. Esto, de acuerdo con Martucelli
(citado en Arteaga Botello, 2003), provoca que la población, de manera
sistemática, cambie sus comportamientos para evitarla; es decir, que cree
estrategias “alejadas” de la normalidad para lidiar con la violencia que es
casi inherente a la evolución y conformación del sistema en el que vive.
La violencia deja huellas en el
espacio y en los cuerpos de las personas que condicionan la forma en la que
éstas perciben el mundo y a sí mismas. Son estelas invisibles, rastros que se
han sedimentado en el territorio y que se han consolidado como parte de la
memoria colectiva. En determinados contextos, como el de las demarcaciones del
presente estudio, la violencia se ha vuelto una parte constitutiva del espacio:
ayuda a explicarlo y lo reproduce, lo que ocasiona que la ciudad sea percibida
por sus habitantes como un “espacio herido” o “de luto” que sigue estructurando
sus vidas y su paso por la ciudad (Blair, 2005).
Este hecho constituye una de las
formas en las que la violencia estructura las vivencias de las personas y
ocasiona que éstas tengan que llevar a cabo ciertas actividades o sensaciones
que les permitan sobrevivir a la adversidad de la realidad. Al encontrarse en
un contexto de violencia desbordada —o crónica—, las personas pueden llegar a
un momento específico en el que reflexionen sobre lo que les sucede; sin
embargo, no se limitan a pensar cómo evitar ser víctimas de la violencia en la
vida diaria, sino que buscan entenderla como parte de un proceso que se ha
normalizado y que se reproduce hasta en las interacciones más insospechadas
(Sagot, 2000).
Sagot (2000) menciona, en cuanto
a las estrategias de resistencia de las mujeres en contextos de violencia
crónica, la sumisión, la búsqueda de la invisibilidad, el pasar desapercibidas
para que los actores o situaciones violentas no las alcancen. En casos de abuso
intrafamiliar o donde se conoce al agresor, por ejemplo, una de las estrategias
más comunes utilizadas por las mujeres es acudir ante figuras de autoridad para
solicitar que éstas intervengan y dialoguen con el agresor buscando detener sus
comportamientos.
Las tácticas de resistencia que
emplean los seres humanos en contextos violentos varían en gran medida. De
acuerdo con Monroy Cuellar (2017), una de las posibilidades de éstas es el performance,
dado que transforma lo personal en político; es decir, el sujeto toma
consciencia de sí mismo, de la situación que lo rodea y a través de su
práctica, que resulta discordante para lo que se espera de sí, resalta y
expresa su disidencia con el sistema en el que vive. Como explica Judith Butler
(2009):
la performatividad no sólo se refiere a actos
específicos de discurso, sino también a la reproducción de normas. De hecho, no
hay reproducción en el mundo social si al mismo tiempo no se reproducen
aquellas normas por las que se rige la inteligibilidad del cuerpo, tanto en el
espacio como en el tiempo. (332)
En el actuar de los sujetos,
estas normas son reproducidas o puestas en cuestión, es decir, participan en su
elaboración o reelaboración. En ocasiones con cierta consciencia de lo que
implica su actuar, y en otras sin considerar este aspecto, pues no siempre es
fácil saber qué es lo que la sociedad, las instituciones y los otros sujetos
esperan del comportamiento de un individuo.
De manera general, se puede
decir que una de las principales tácticas performativas que desarrollan las
personas es la narrativa de sus historias: quienes verbalizan sus memorias
obtienen la capacidad de transformarlas mediante la reflexión. De acuerdo con
Jackson (2002), “la narración de historias es una estrategia de supervivencia
que implica hacer que las palabras simbolicen el mundo, y luego, mediante la
manipulación de esas palabras, cambiar nuestra experiencia del mundo” (citado
en Tufte, 2008, p. 171).
Cuando la violencia crónica ha
carcomido fuertemente a la sociedad y les ha hecho saber a los integrantes de
ésta que las ideas y expectativas que tenían de la vida no se van a poder
cumplir, las personas comienzan a fijarse nuevas expectativas y objetivos. En
la mayoría de los casos, dichas decisiones están influenciadas por sentimientos
como la impotencia, la marginalización y la frustración que, generalmente,
dominan la vida de las personas en estos contextos, lo que, a su vez, genera
que actúen de maneras diferentes (Tello, 2005).
El comportamiento de frontera
como forma de afrontar la violencia crónica
La violencia urbana en los espacios mexicanos
diseña escenarios de guerra difusos pero que se encuentran en constante
expansión. En muchas ocasiones, los actores perpetradores de la violencia se
constituyen como el bloque antagónico al que las instituciones tradicionales
deben derrotar. Las personas son obligadas a alinearse a uno de estos dos
bloques y a hacer propios los símbolos que caracterizan a cada jurisdicción,
con el riesgo de que, de no hacerlo, sean incapaces de exhibir su voluntad o
contar con los medios para expresarla (Segato, 2016).
En los territorios donde los
actores están vigentes se viven dos momentos: uno de enfrentamientos cuando no
existen acuerdos y otro de “tensa paz” que pone a la población a la expectativa
y en espera de que el pacto perezca y se retome la guerra en la que,
indudablemente, los civiles son las víctimas más afectadas. La existencia de
dos sistemas que operan al mismo tiempo implica que las personas afectadas por
ellos se ven obligadas a vivir entre ambos, por lo que, quienes desarrollan sus
vidas en tales contextos, se ven sometidos a reglas que, en algunos casos,
llegan a ser contradictorias (Segato, 2013, 2014).
Tal situación produce un
irremediable cambio en el comportamiento de los individuos, quienes, atrapados
en un inter, desarrollan acciones que les permitan
sobrevivir en la incertidumbre en la que se encuentran. Este tipo de conductas
no pueden ser entendidas desde la supuesta normalidad, sino que se explican por
el miedo y control que ejercen dos estructuras en conflicto con capacidad de
subyugar a los individuos y de imponerle sanciones si incumplen con lo que se
les exige. A esto se le conoce en diversos estudios como “comportamiento de
frontera” o “liminalidad” (Anzalduá, 2016; Turner,
1995; Van Gennep, 2013).
El comportamiento de frontera no
implica la transición entre dos sistemas, sino la existencia misma de un
elemento —o persona— que tiene que rendir cuentas a ambos, a pesar de que estos
últimos ocupen papeles aparentemente antagónicos. Las personas, por tanto,
adquieren comportamientos específicos para actuar y responder a ambos sistemas;
sin embargo, son rechazadas por ellos, situación que las lleva a buscar
invisibilizarse y a crear un nuevo, aunque discreto, código de comportamiento
que les permita sobrevivir.
La zona cercana al metro y a la avenida Río de los Remedios
La estación del metro y la avenida Río de los
Remedios deben su denominación al río que lleva el mismo nombre, el cual es una
de las pocas corrientes fluviales que aún existen en la Ciudad de México. Tiene
una longitud de 16 km; de éstos, 4.1 km se encuentran dentro de las alcaldías
Azcapotzalco y Gustavo A. Madero, en la Ciudad de México; el resto, en los
municipios de Naucalpan de Juárez, Tlalnepantla de Baz, Ecatepec de Morelos y
Nezahualcóyotl, del Estado de México. El río recibe descargas reguladas del
vaso El Cristo y también drena parte del agua proveniente de Naucalpan,
Atizapán, Tlalnepantla y la Ciudad de México (Comisión Nacional del Agua, s.
f.).
Históricamente, el río de los
Remedios ha representado un peligro para quienes habitan en sus inmediaciones
debido a los desbordamientos provocados por las lluvias y a la contaminación
que produce (Chávez, 2013; González Reynoso et al., 2010; Rivera, 2019).
Por ejemplo, en agosto de 2019, se registró un desbordamiento que afectó a los
municipios de Naucalpan, Nezahualcóyotl, Ecatepec, y a la alcaldía Gustavo A.
Madero, al punto que requirió la intervención de la Secretaría de la Defensa
Nacional (SEDENA) a partir de la activación del Plan DN-III-E (Secretaría de la
Defensa Nacional, 2019).
Este territorio se encuentra
dentro de la denominada zona metropolitana del Valle de México (ZMVM), que se
integra por las dieciséis alcaldías de la Ciudad de México, cincuenta y nueve
municipios del Estado de México y uno del estado de Hidalgo. Se trata de un
sistema urbano complejo que ha crecido de forma acelerada, superando los
límites político-administrativos de las demarcaciones que la componen (Gobierno
del Distrito Federal, 2012; Salinas Arreortua, 2017). Dentro de la ZMVM, las
inmediaciones de la avenida Río de los Remedios cuentan con características
particulares, ya que ha presentado un desarrollo urbano acelerado en los
últimos años y es una de las zonas más transitadas a diario por quienes se
trasladan entre la Ciudad de México y el Estado de México; además, cuenta con
un río que funciona como frontera entre las dos entidades y presenta altos
índices de violencia.
Debido a
tales características, se ha seleccionado esta área como la zona de estudio.
Comprende una superficie de aproximadamente 11 km2, la cual abarca veintisiete
colonias (dos de la alcaldía Gustavo A. Madero, veintidós de Ecatepec y tres de
Nezahualcóyotl). Fue determinada atendiendo la colindancia de las tres
demarcaciones a partir de la estación Río de los Remedios como punto de referencia,
y tomando en cuenta la traza urbana (véanse Tabla 1 y Figura 1).
Tabla 1. Colonias que comprenden
la zona de estudio
Alcaldía o municipio |
Colonia |
Gustavo A. Madero |
San Felipe de Jesús |
San Felipe de Jesús Norte |
|
Ecatepec de Morelos |
Arboledas de Aragón |
ASA |
|
Códice Mendocino |
|
Códice Mendocino 1 |
|
CROC Aragón |
|
CTM 14 |
|
Ejército del Trabajo |
|
El Chamizal |
|
Emiliano Zapata 2ª sección |
|
Flores de Aragón |
|
Franja Valle de México |
|
Granjas Independencia |
|
Granjas de Independencia C |
|
Granjas Valle de Guadalupe |
|
Héroes de Granaditas |
|
Nicolás Bravo |
|
La Glorieta |
|
Pedro Ojeda Paullada |
|
Renacimiento de Aragón |
|
Sagitario 5 |
|
Valle de Aragón |
|
Valle de Aragón 3ª sección |
|
Nezahualcóyotl |
Valle de Aragón 1era sección |
Valle de Aragón 2da sección |
|
Plazas de Aragón |
Fuente:
Elaboración propia con información de Google Maps
Figura 1. Límites de la zona de
estudio
Fuente: Elaboración propia con información de
Google Maps
La zona
tiene como límite superior las calles Valle de Guardiana y Gobernador profesor
Carlos Hank González, dentro del municipio de Ecatepec; como límite izquierdo,
la vía Adolfo López Mateos, también en este municipio, y la avenida León de los
Aldama, en la alcaldía Gustavo A. Madero; como límite inferior, la avenida
Villa de Ayala, en la misma alcaldía, y las avenidas Valle de las Zapatas y
Plaza Central, en Nezahualcóyotl; en su límite derecho, el Anillo Periférico y
la avenida Río de los Remedios, que atraviesa los municipios de Ecatepec y
Nezahualcóyotl. En esta zona viven aproximadamente 188 780 personas: 91 288
hombres y 97 315 mujeres. Al momento en el que se llevó a cabo el estudio, 42
915 personas tenían de 0 a 14 años, 129 987 de 15 a 65, y 12 343 más de 65
años. Esta población se distribuye en las 54 947 viviendas registradas en la
zona (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2022).
Infraestructura de seguridad en la zona
cercana al metro y avenida Río de los Remedios
En un análisis de la presencia de las instituciones
de seguridad en la zona de estudio, se encontró que no existe información
desagregada sobre la cantidad de recursos e infraestructura de instituciones de
seguridad pública y justicia por colonia en el Estado de México y en la Ciudad
de México. Incluso, la investigación realizada encontró pocos casos en los que
existiera información confiable sobre el tema por municipio. El propio
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) no posee la información
desglosada. Por tal motivo, en este apartado se recupera la información a nivel
estatal y los datos que sí pudieron obtenerse de las colonias involucradas.
En primer lugar, se destaca que
en el Estado de México existen sólo tres órganos de seguridad y justicia
estatales por cada cien mil habitantes —entre éstos se encuentran centros
penitenciarios, centros de tratamiento para menores, agencias del ministerio
público y órganos jurisdiccionales—, lo que lo posiciona como el estado con la
menor tasa del país: el promedio nacional es de ocho órganos por entidad
federativa. Por su parte, la Ciudad de México se ubica por encima del promedio
nacional, con nueve órganos por cada cien mil habitantes (Instituto Nacional de
Estadística y Geografía, 2022).
En términos más concretos, el
Estado de México cuenta con 181 agencias del Ministerio Público del fuero común
adscritas a las procuradurías y fiscalías de justicia. Asimismo, tiene 20
centros penitenciarios y un solo centro de tratamiento para adolescentes.
Cuenta, además, con 57 cámaras de vigilancia en la vía pública por cada cien
mil habitantes. Por su parte, la Ciudad de México tiene 201 agencias del
Ministerio Público del fuero común adscritas a las procuradurías y fiscalías de
justicia; 13 centros penitenciarios, seis centros de tratamiento para
adolescentes y un promedio de 136 cámaras de vigilancia en la vía pública por
cada cien mil habitantes (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2022).
Adicionalmente, a través de la
búsqueda en servidores de aplicaciones de mapas en la web, se pudo constatar
que en la zona de estudio perteneciente al municipio de Ecatepec no hay
registro de algún ministerio público; sólo se identificó un módulo de policías.
En cuanto a las colonias del municipio de Nezahualcóyotl que componen el
estudio, la situación es un poco mejor, pues se localizó una estación de
policía en la colonia Valle de Aragón segunda sección; además, hay dos módulos
de vigilancia policial: uno dentro de la misma colonia y otro en las
inmediaciones —colonia Campestre—. En el caso de las colonias de la alcaldía
Gustavo A. Madero, sólo se registró un módulo de policía en la colonia San
Felipe de Jesús.
Las observaciones anteriores
permiten concluir que, a pesar de tratarse de zonas con altos índices de
criminalidad y densamente pobladas, la presencia de elementos de seguridad es
reducida. Aunque la infraestructura de seguridad por sí misma no garantiza la
seguridad, es un factor importante en la percepción de seguridad de quienes
habitan la zona: su ausencia sólo refuerza la sensación de desprotección.
En ese sentido, estos datos
concuerdan con los obtenidos en investigaciones internacionales como las
realizadas por el Centro de Estudios sobre Impunidad y Justicia (CESIJ); éste,
mediante su Índice Global de Impunidad (IGI), ha catalogado a México como un
país con altos niveles de impunidad; particularmente, en la última medición
realizada en 2022, se señaló que el Estado de México es la entidad federativa
con mayor impunidad. Estos resultados son atribuidos al mal desempeño de los
sistemas de seguridad y justicia a nivel estatal, especialmente en lo relativo
a la procuración e impartición de justicia a nivel institucional (Le Clercq
Ortega et al., 2022).
Índices de violencia en la zona
cercana al metro y a la avenida Río de los Remedios
En este aparatado se presenta un panorama general
sobre el fenómeno de la violencia en la zona de estudio. Dado que el análisis
de un fenómeno social implica, en primer lugar, la descripción de sus
manifestaciones objetivas, se presenta información estadística disponible sobre
la violencia en el área de estudio tomando como referencia una categoría
específica: el delito. Con el fin de mostrar la tendencia actual de la
violencia, se compiló información de índices delictivos en las diferentes
demarcaciones elegidas; los datos provienen de carpetas de investigación
abiertas por el Ministerio Público tanto en la Ciudad de México como en los
municipios de Ecatepec y Nezahualcóyotl.
En el caso
de los delitos cometidos en la alcaldía Gustavo A. Madero (GAM), puede
advertirse que, entre 2016 y 2017, hubo un aumento significativo en el número
de robos; entre 2017 y 2018, se observa un aumento en el narcomenudeo y las
violaciones. En términos generales, la alcaldía sobresale por el elevado número
de casos de violencia familiar (Tabla 2). Un punto interesante a destacar es la
influencia de las medidas de contención de la pandemia de COVID-19 sobre los
delitos: como podrá observarse en todas las tablas, a partir de 2020 las
denuncias por violencia familiar aumentaron de manera importante; de acuerdo
con análisis recientes, es posible que esto se debiera a las condiciones de
estrés y aislamiento que se implementaron en gran parte de los hogares
mexicanos (Gómez Macfarland y Sánchez Ramírez, 2020).
Tabla 2. Carpetas de
investigación del fuero común
en la alcaldía Gustavo A. Madero (2015-2021)
Año |
|||||||
Tipo de delito |
2015 |
2016 |
2017 |
2018 |
2019 |
2020 |
2021 |
Robo |
8 783 |
8 303 |
10 377 |
12 361 |
10 673 |
7 746 |
7 811 |
Violencia familiar |
1 906 |
1 924 |
2 019 |
2 106 |
3 088 |
3 709 |
4 613 |
Lesiones |
1 506 |
1 424 |
1 503 |
1 358 |
1 331 |
1 056 |
1 051 |
Homicidios |
245 |
238 |
281 |
257 |
279 |
236 |
222 |
Narcomenudeo |
230 |
179 |
400 |
849 |
622 |
643 |
516 |
Violación |
78 |
41 |
33 |
138 |
133 |
175 |
250 |
Secuestro |
8 |
7 |
4 |
17 |
26 |
4 |
3 |
Feminicidio |
3 |
6 |
4 |
6 |
10 |
9 |
13 |
Fuente: Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional
de Seguridad Pública (2022)
Para el
caso de los municipios de Ecatepec de Morelos y Nezahualcóyotl, algunos datos
que destacan de las tablas son el alto número de homicidios —los cuales
tuvieron un alza de 2016 a 2018— y robos —que aumentaron casi la mitad entre
2015 y 2018 y que alcanzan su número máximo en 2019— en Ecatepec de Morelos
(Tabla 3), así como el alto número de lesiones —que casi se triplicaron—, robos
—que aumentaron casi un 25 %— y violaciones —que aumentaron en 50 %— entre 2015
y 2018 en Nezahualcóyotl (Tabla 4). La influencia de la pandemia de COVID-19
sobre la violencia familiar es más palpable en Nezahualcóyotl, donde en 2020
las denuncias por este delito se duplicaron con respecto a 2019.
En cuanto a
los datos de la alcaldía GAM, se puede observar que, mientras los dos
municipios antes mencionados han registrado una baja del narcomenudeo, la
alcaldía ha presentado un alza a partir del año 2017. Asimismo, se observa que
las tres demarcaciones mantienen cifras muy similares en cuanto a los
homicidios. En los tres casos se advierte una reducción en la cantidad de
delitos en los últimos años en comparación con el pico que se alcanzó en 2019;
sin embargo, aún se mantienen cifras muy elevadas y es complicado determinar si
esta baja es producto de las políticas públicas de prevención del delito o si
se trata de efectos colaterales de la pandemia de COVID-19.
Tabla 3. Carpetas de
investigación del fuero
común en Ecatepec de Morelos (2015-2021)
Año |
|||||||
Tipo de delito |
2015 |
2016 |
2017 |
2018 |
2019 |
2020 |
2021 |
Robo1 |
13 488 |
16 214 |
22 596 |
18 027 |
25 168 |
21 291 |
21 797 |
Lesiones2 |
3 805 |
4 248 |
3 976 |
3 220 |
6 600 |
6 135 |
6 436 |
Violación3 |
566 |
263 |
257 |
212 |
257 |
263 |
342 |
Violencia
familiar |
408 |
490 |
886 |
749 |
1 092 |
1 735 |
1 989 |
Homicidio4 |
385 |
332 |
337 |
376 |
395 |
338 |
334 |
Narcomenudeo |
245 |
621 |
n/a |
146 |
658 |
497 |
234 |
Secuestro |
29 |
21 |
18 |
18 |
11 |
13 |
7 |
Feminicidio |
7 |
10 |
5 |
19 |
6 |
8 |
9 |
1 Se incluyen los realizados a transporte público,
transeúnte, casa habitación, maquinaria, ganado, negocio, transportista.
2 Comprenden tanto dolosas (en
conocimiento de la sanción penal) como culposas (que no prevén la sanción).
3 Abarca tanto violación simple
como equiparada (cuando hay agravantes).
4 Comprende los ocurridos con arma
de fuego, arma blanca, en accidente de tránsito y no especificados.
Fuente: Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional
de Seguridad Pública (2022)
Tabla 4. Carpetas de
investigación del fuero común
en Nezahualcóyotl (2015-2021)
Año |
|||||||
Tipo de delito |
2015 |
2016 |
2017 |
2018 |
2019 |
2020 |
2021 |
Robo1 |
4 540 |
4 724 |
7 732 |
5 599 |
9 127 |
7 713 |
7 870 |
Lesiones2 |
930 |
1 600 |
2 692 |
2 610 |
3 557 |
3 041 |
3 565 |
Narcomenudeo |
505 |
317 |
n/a |
132 |
210 |
156 |
180 |
Homicidio4 |
233 |
210 |
209 |
214 |
226 |
155 |
168 |
Violación3 |
77 |
87 |
96 |
115 |
94 |
103 |
152 |
Violencia familiar |
35 |
13 |
501 |
365 |
515 |
1315 |
1 360 |
Secuestro |
5 |
16 |
10 |
10 |
11 |
4 |
3 |
Feminicidio |
3 |
2 |
5 |
9 |
5 |
5 |
10 |
1 Se incluyen los realizados a transporte público,
transeúnte, casa habitación, maquinaria, ganado, negocio, transportista.
2 Comprenden tanto dolosas (en
conocimiento de la sanción penal) como culposas (que no prevén la sanción).
3 Abarca tanto violación simple
como equiparada (cuando hay agravantes).
4 Comprende los ocurridos con arma
de fuego, arma blanca, en accidente de tránsito y no especificados.
Fuente: Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional
de Seguridad Pública (2022).
Las
diferencias observadas en la incidencia delictiva de las demarcaciones de
Gustavo A. Madero, Ecatepec de Morelos y Nezahualcóyotl pueden explicarse por
diversos factores que operan de forma no excluyente: la población total o
relativa, la presencia de instituciones de seguridad dentro del territorio, la
presencia y acciones de grupos del crimen organizado, entre otros.
Metodología
Se optó por emplear un enfoque mixto de
investigación; es decir, una articulación entre el método cuantitativo y
cualitativo. Esto permite una mejor comprensión del fenómeno de la violencia y
ayuda a contar con un mayor abanico de técnicas de investigación y de
recolección de datos (Hernández Sampieri et al., 2014; Mendizábal, 2018).
Se utilizó la técnica de investigación documental para la construcción del
marco teórico y contextual de la investigación, a través de la consulta,
lectura y análisis de fuentes bibliográficas, hemerográficas y electrónicas
(Chong de la Cruz, 2007; Peña Vera, 2022).
Para la recolección de datos se
emplearon cuatro técnicas: la observación, la etnografía digital, la entrevista
semiestructurada y la encuesta. Mediante la primera fue posible conocer de
primera mano la zona de estudio. Con la segunda, se buscó identificar las
relaciones que surgen entre los habitantes y obtener información sobre las
cualidades de los actores, situaciones y procesos que se gestan en el seno de
la interacción social. Por su parte, la entrevista semiestructurada permitió
conocer los testimonios de las personas que habitan la zona y profundizar en
los aspectos que la etnografía no permitiera. La encuesta tiene una intención
más cuantitativa, pues con ella se pretende saber proporciones, tasas y datos
estadísticos en general que permitan describir el fenómeno de estudio. La
población de estudio fueron los habitantes de colonias cercanas al metro y a la
avenida Río de los Remedios, descritas previamente.
Etnografía digital
La presente investigación retomó la metodología
planteada por Pink et al. (2019) para llevar a cabo etnografías digitales. De
acuerdo con esta autora, la realización de este tipo de estudios debe atender
cinco principios fundamentales: la multiplicidad, el no-digital-centrismo, la
apertura, la reflexividad y la heterodoxia. Esta metodología se escogió dada la
relevancia que han adquirido las plataformas digitales como espacios de
interacción y socialización sincrónica y asincrónica, en los cuales es posible
investigar sus relaciones sociales, afectivas y cognitivas. Asimismo, el
entorno digital ayuda a salvar la problemática de las diferencias de tiempo y
espacio para la construcción de estas relaciones (Domínguez et al., 2007;
Ruiz Méndez y Aguirre Aguilar, 2015). La presente etnografía digital se realizó
a través de la red social Facebook. Para ello, se creó una página llamada “Así
me cuido Río de los Remedios”.
Se optó por usar esta red social
debido a la posibilidad que brinda de expresar opiniones y reacciones con un
abanico de opciones considerablemente mayor a otras plataformas del mismo tipo,
lo que permite un estudio más detallado de las emociones expresadas por sus
usuarios. Quien firma la investigación invitó a las personas que habitan en las
localidades cercanas al metro Río de los Remedios a que se suscribieran a la
página y estuvieran atentas a las publicaciones y actividades de ésta. La
página estuvo activa entre el 12 de octubre y el 25 de noviembre de 2020. En
este periodo, generó quince publicaciones y reunió un total de 328 comentarios.
Encuesta
En lo que refiere a la encuesta, su aplicación se
planteó para ser realizada por medios digitales. Para ello, se utilizó la
plataforma Google Forms debido a su facilidad de uso y a su
popularidad, lo que la convierte en un medio con el que muchas de las personas
encuestadas ya estaban familiarizadas. A fin de darle continuidad a la
familiaridad generada a través de la página de Facebook, también se utilizó el
nombre “Así me cuido” para la encuesta y se usó como imagen principal una
fotografía de la estación del metro Río de los Remedios, por considerarse el
referente más importante de la zona.
Tras un
pilotaje realizado en marzo de 2021, se comenzó la publicitación de la encuesta
tanto a través de la página “Así me cuido” como de otros grupos de Facebook
integrados por habitantes de la zona de Río de los Remedios: entre ellos,
“Valle de Aragón 1ra (Noticias, ventas libres sin restricciones)”, “Valle de
Aragón 3ra sección (venta de servicios y productos, trabajos)” y “Río de los
remedios, Renacimiento de Aragón Ecatepec”. Entre el 3 de septiembre y el 12 de
noviembre de 2020, se recibieron 304 respuestas válidas. A continuación, en la
Tabla 5, se muestra la operacionalización de variables para la encuesta.
Tabla 5. Operacionalización de
variables
Variable |
Definición conceptual |
Definición operacional |
Tipo |
Indicador |
Percepción
de problemáticas en la localidad |
Evaluación
subjetiva de los problemas más relevantes que afectan a la comunidad, tales
como la delincuencia, el desempleo, la falta de servicios públicos, entre
otros. |
Problemáticas
consideradas prioritarias por los habitantes de las colonias aledañas al
metro y a la avenida Río de los Remedios. |
Nominal |
Disponibilidad
de productos básicos (alimentos, agua) Problemáticas
de seguridad y grupos delictivos Rencillas
entre vecinos y conductas antisociales Servicios
públicos (agua, electricidad, transporte, alumbrado público) |
Percepción
de inseguridad en la localidad |
Evaluación
subjetiva de riesgo o peligro que los individuos sienten en su entorno,
influenciada por factores como la delincuencia, la violencia y la falta de
presencia policial. |
Nivel de
seguridad percibido por los habitantes de las colonias aledañas al metro y a
la avenida Río de los Remedios. |
Ordinal |
Nada Poco Algo Mucho |
Percepción
de lugares más inseguros en la localidad |
Identificación
subjetiva de áreas específicas que se consideran más peligrosas o propensas a
incidentes delictivos. |
Lugares
de las colonias aledañas al metro y a la avenida Río de los Remedios
consideradas más inseguras por sus habitantes. |
Nominal |
Paraderos
de combis y taxis Interior
del transporte Parques y
mercados Zonas
cercanas al metro Calles y
avenidas Zonas
cercanas a tiendas o negocios Zonas
cercanas al río de los Remedios Andadores Lotes
baldíos La
frontera con Ecatepec Todo lo
anterior |
Atestiguación
de violencias en la localidad |
Experiencia
de haber sido testigo de actos violentos, ya sea de manera directa o
indirecta, en la localidad. |
Tipo de
violencia atestiguada por los habitantes de las colonias aledañas al metro y
a la avenida Río de los Remedios en el último año. |
Nominal |
Agresiones
físicas Agresiones
verbales Amenazas Discriminación Violencia
de género Ninguna
de las anteriores |
Victimización
por violencias en la localidad |
Experiencia
de haber sufrido actos violentos de manera directa, afectando la integridad
física o emocional del individuo. |
Tipo de
violencia experimentada por los habitantes de las colonias aledañas al metro
y a la avenida Río de los Remedios en el último año. |
Nominal |
Agresiones
físicas Agresiones
verbales Amenazas Discriminación Violencia
de género Ninguna
de las anteriores |
Percepción
del |
Evaluación
subjetiva que los ciudadanos tienen sobre la eficacia y eficiencia de las
acciones llevadas a cabo por las autoridades locales en la gestión de la
seguridad. |
Nivel de
efectividad de las autoridades de seguridad pública para resolver los
problemas de violencia de la localidad percibido por los habitantes de las
colonias aledañas al metro y a la avenida Río de los Remedios. |
Ordinal |
Nada Poco Algo Mucho |
Percepción
de características necesarias para vivir en la localidad |
Atributos
o condiciones que los habitantes creen que mejorarían su calidad de vida en
la comunidad |
Atributos
o condiciones valoradas positivamente por los habitantes de las colonias
aledañas al metro y a la avenida Río de los Remedios para vivir mejor. |
Nominal |
Amabilidad Gratitud Agresividad Desconfianza Honestidad Creatividad Persistencia Prudencia Perdón Trabajo
en equipo Liderazgo Humor Esperanza Valentía Otro |
Sentimientos
hacia la situación que |
Emociones
y actitudes que los habitantes tienen respecto a las condiciones actuales de
su localidad, influenciadas por la violencia y otros factores problemáticos. |
Emociones
expresadas por los habitantes de las colonias aledañas al metro y a la
avenida Río de los Remedios sobre la situación vivida. |
Nominal |
Determinación Disgusto Tranquilidad Estrés Inspiración Vergüenza Orgullo Enojo Entusiasmo Temor |
Fuente: Elaboración propia
Entrevista semiestructurada
Por último, al igual que la encuesta, la entrevista
también se llevó a cabo a distancia, utilizando diversas plataformas digitales
para su realización. Se privilegió el uso de la plataforma Zoom¸ ya que ésta
permite mantener el anonimato de ambas partes al ser capaz de mostrar o no —a
voluntad de la persona— el rostro y voz de los participantes.
Se realizaron únicamente cuatro
entrevistas, pues esta técnica tuvo como propósito ser complementaria a las
otras ya aplicadas y ahondar en el contexto que enmarca las respuestas
obtenidas en ellas. De estas cuatro, tres fueron a mujeres y la restante a un
hombre. La entrevista más corta tiene una duración de catorce minutos, mientras
que la más larga se extendió durante treinta y ocho minutos. Los participantes
fueron contactados a través de la red social Facebook, por medio de una
publicación que se hizo en los grupos donde se compartió la liga para responder
la encuesta y por medio de la página a través de la que se realizó la
etnografía digital.
Antes del inicio de las
entrevistas, se solicitó a los participantes su autorización para poder
grabarla, con el objetivo de contar con un registro de audio que permitiera
revisar y analizar posteriormente las respuestas proporcionadas. Todas las
entrevistas se realizaron sin ningún contratiempo o incidencia, excepto por
ocasionales problemas de conexión. En las cuatro entrevistas se obtuvo
información complementaria. Cabe mencionar que las sesiones se llevaron a cabo
sin cámara, por fines de seguridad de los involucrados. Debido a ello, el
análisis se limita únicamente a las respuestas obtenidas, por lo que no se
describirán cuestiones relacionadas al lenguaje no verbal de las personas
entrevistadas.
Resultados
Caracterización sociológica de la zona de estudio
La zona cercana al metro y a la avenida Río de los
Remedios presenta una serie de dualidades importantes. La más próxima a la
Avenida Central parece no descansar nunca: desde las primeras horas de la
madrugada hasta las altas horas de la noche el tránsito vehicular es constante.
Las personas que habitan la zona y aquéllas provenientes del Estado de México
utilizan la avenida para trasladarse a sus lugares de trabajo durante la mañana
y para regresar a sus hogares durante la noche.
En fines de semana es común ver
aún más movimiento. Decenas de familias se organizan para acudir a los pocos
parques recreativos que existen en las cercanías o para visitar los distintos
tianguis. En el Bosque de Aragón o en el Deportivo Guelatao, es común ver gente
de todas las edades haciendo ejercicio por la mañana. En domingo, muchos
jóvenes conviven con sus amigos en las calles, algunos de ellos con cerveza o
“michelada” en la mano. Las personas mayores, sobre todo,
aprovechan la tarde-noche de ese día para ir a bailar salsa, danzón o cumbia en
la explanada que está debajo del metro Río de los Remedios o en la que se
encuentra cerca de Villa de Aragón.
No obstante, en las cercanías
del metro y la avenida Río de los Remedios se tiene una constante sensación de
inseguridad, sin importar la hora. Quienes transitan la zona se encuentran
siempre alertas, procurando tomar todas las medidas posibles para no ser
víctimas de un crimen. La sensación de peligro se acrecienta principalmente por
dos factores: la ausencia de movimiento peatonal durante el día y la oscuridad
de la noche, poco remediada por el escaso e insuficiente alumbrado público de
la localidad. Mientras la noche avanza, las personas se resguardan en sus
casas, motivadas por la sensación de peligro. En algunos andadores puede verse
a adultos jóvenes solitarios, en espera de algo. Suele pensarse que se trata de
agentes del crimen organizado que realizan narcomenudeo.
La zona cercana al río es la más
solitaria. Los peatones evitan acercarse a ella. En gran parte de las calles
aledañas a éste se han colocado rejas o muros que separan las colonias de los
peligros que la corriente pueda traer consigo. Por ello es difícil encontrar
peatones transitando por la avenida o por el río, pues el ingreso a las
colonias se realiza por el otro lado. Y es que el miedo al río no es banal.
Desde hace años se ha vuelto
común escuchar o ver historias de personas asesinadas que han sido localizadas
flotando en el río. Tan sólo en 2018, entre los meses de junio a septiembre,
cuando el río fue dragado, se encontraron los restos de veintiún personas,
dieciséis de los cuales pertenecían a mujeres. Estos hallazgos ocurrieron
únicamente en el tramo que va desde la Curva del Diablo —por el centro
comercial Las Américas— hasta los límites con Tonanitla (Carrión, 2018).
Las aguas del cauce son
utilizadas por los grupos criminales para borrar cualquier evidencia que los
inculpe, pero no borran la violencia que cometen. Los cuerpos, que en ocasiones
“flotan” a plena luz del día, son el testigo de los crímenes que realizan y son
un recordatorio a la comunidad de que existen personas, generalmente actuando
de manera subrepticia, de las que es necesario cuidarse y que pueden
ocasionarles daño.
El río simboliza el peligro de
la zona y refleja las consecuencias de la violencia ejercida por el crimen
organizado. Se ha transformado en un área de impunidad total, donde todo tipo
de delitos pueden ser realizados sin castigo alguno. No sólo ha sido el lugar
donde los criminales “tiran” cuerpos sin consecuencias, sino que también es una
zona donde se arroja y quema basura de forma sistemática y organizada, así como
un lugar en el que se asaltan autos y peatones sin que intervenga la policía.
Ante esto, la comunidad resiste.
Se han creado organizaciones de vecinos que buscan mejorar la situación de la
zona. El programa “vecino vigilante” se encuentra activo en todas las colonias:
se advierte a quien desea cometer un crimen que todos los colonos se encuentran
en constante vigilancia para evitarlo. También se han creado comunidades
virtuales, como grupos y páginas de Facebook o cuentas de Twitter, para
denunciar las diversas irregularidades que se presencian. Sin embargo, ninguna
de estas estrategias ha tenido el impacto deseado. Son escasas las ocasiones en
las que las denuncias virtuales han trascendido a la realidad y producido un
cambio.
A pesar de los problemas
anteriores, la zona cercana al metro y a la avenida Río de los Remedios ha
experimentado un incremento en su plusvalía en los últimos años. Inclusive
se han abierto plazas comerciales que proporcionan mayores opciones de ocio a
los habitantes. El costo de las rentas y de la compra de las viviendas ha
aumentado de manera importante; aunque esto ha supuesto una mayor inversión en
la infraestructura de la zona, también se ha traducido en la migración de
pobladores que originalmente habitaban dicha área pero que no han podido asumir
los costos de vida cada vez mayores.
Es frecuente ver “combis”
—furgonetas que operan como transporte público—, generalmente llenas, por
las calles de las colonias cercanas al metro y la avenida Río de los Remedios;
son usadas por personas que utilizan la avenida como punto de conexión para ir
a sus hogares, puesto que la zona está conectada con una gran cantidad de
vialidades principales. Cerca de la avenida es posible encontrar el Periférico,
la Avenida Central, el Circuito Exterior Mexiquense o la nueva autopista Siervo
de la Nación. Debido a ello, los alrededores del metro se han transformado en
un lugar ideal de tránsito; aquí se encuentra uno de los paraderos de
combis más grandes de la ciudad.
Quienes recorren la avenida y
los alrededores del metro Río de los Remedios son en su mayoría personas que se
encuentran en tránsito hacia otro destino. Se trata de una zona
despersonalizada, no-habitada. Esta “habitabilidad temporal” es uno de los
factores por los que se considera que existen altos niveles de delincuencia; el
tránsito le da anonimato al perpetrador, pues es complicado que pueda volver a
coincidir con el violentado en la misma zona. Es destacable que ni siquiera la
propia espera del transporte se siente segura: la fila que las personas
realizan para esperar la combi no se hace en la avenida por miedo a los
asaltos, sino que inicia en el paradero y continúa en las escaleras que llevan
al interior del metro.
Los participantes del estudio
aluden con anhelo a la época pasada, donde todo era más tranquilo y se podía
estar en las calles con calma. Esta tranquilidad no es verosímil para las
generaciones más jóvenes, quienes han habitado por tanto tiempo entre la violencia
que la han asimilado y la consideran como un elemento más de su vida diaria.
Anteriormente no estaba tan, perdón el término, no
estaba tan enferma la sociedad; no se pensaba que hoy en día fueran a
secuestrar niños o [a realizar] tráfico de órganos. Si tú hablabas de esto en
los años setenta u ochenta, te decían que estabas loco. Los que tuvimos esa
suerte de haber experimentado esos años tenemos un contraste completamente
abismal y diferente con este periodo. (Entrevistado 1)
Las localidades del estudio
presentan el fenómeno de las llamadas “ciudades dormitorio”, que se
caracterizan porque durante el día la mayor parte de los habitantes salen a
trabajar y sólo regresan a dormir. Sin embargo, no se trata de una condición
nueva, sino de un fenómeno presente desde, al menos, cinco décadas. La
situación no ha mejorado en ese sentido: los lugares de trabajo continúan
estando lejos de las viviendas; aunque la zona ha crecido en términos
residenciales, no se han desarrollado las condiciones necesarias para que las
personas trabajen y habiten la zona.
En los años setenta, ochenta y noventa, éstas eran
de las pocas colonias que eran propiamente orilla de la ciudad. Mucha gente se
iba a trabajar al centro. Toda la gente se iba y prácticamente estas colonias
quedaban vacías, o sea, parecían un pueblo quieto. De vez en cuando, [pasaba]
una abuelita, de vez en cuando, una señora, una [sic] ama de casa con el nieto,
etcétera. (Entrevistado 1)
Caracterización sociodemográfica de la muestra
De las 304 encuestas, 226 fueron respondidas por
mujeres (74.3 %), 71 por hombres (23.4 %) y en 7 se decidió no indicarlo por
razones de seguridad o de género (2.3 %). En lo que respecta a la edad, la
mayor parte de los encuestados fueron adultos jóvenes, pertenecientes a las
franjas etarias de 25 a 34 años (n=102, 33.6 %) y de 35 a 44 años (n=101, 33.
2%).
Respecto al nivel de estudios,
se observó que la gran mayoría cuenta con al menos la educación media
concluida: concretamente, 163 personas (53.6 %) cursaron la licenciatura, 95
personas (31.3 %) cuentan con el bachillerato y 32 personas (10.5 %) estudiaron
el posgrado. Por ocupación, la mayoría laboran en el sector privado (n=67, 22.0
%), seguido de las labores del hogar (n=49, 16.1 %), el sector público (n=45,
14. 8%) y el comercio (n=38, 12.5 %); 33 personas (10.9 %) declararon estar
desempleadas.
Una rotunda mayoría de los
encuestados llevan viviendo en la zona más de nueve años (n=253); en contraste,
31 personas han vivido allí entre tres y nueve años, 13 han habitado allí entre
uno y tres años, y 7 personas llevan viviendo en la zona menos de siete años.
Preocupaciones y sensación de seguridad
En lo que respecta a las
principales preocupaciones de los habitantes de la zona, destaca que para tres
cuartas partes de la muestra su principal inquietud son las problemáticas de
seguridad y grupos delictivos (n=228, 75 %). El segundo lugar lo ocupa la
disponibilidad de servicios públicos (n=65, 21.4 %). La disponibilidad de
productos básicos fue la preocupación menos mencionada (n=3, 1 %) (Figura 2).
Figura 2. Principales
preocupaciones de los habitantes de la colonia
Fuente:
Elaboración propia
El hecho de
que las personas vivan entre violencia ha provocado que se habitúen a las
situaciones de criminalidad; por ello, aunque les preocupa la seguridad de la
zona, a algunos les resulta más urgente la satisfacción de servicios y
necesidades básicas, principalmente a quienes han sido privados de ellos. La
seguridad poco a poco comienza a desplazarse hacia un segundo plano conforme
las situaciones de violencia se posicionan como un elemento más del espacio en
el que habitan.
La seguridad, sí, pero también son importantes los
servicios. Yo sí he sufrido de crímenes, pero me preocupa más el agua. En la
colonia en la que estoy cae agua nada más el día miércoles y jueves, y, si bien
te va, alcanzas el viernes. A veces toda la semana no cae y otros días sí y
otros no. (Entrevistado 2)
Los
resultados de la encuesta muestran que poco más de la mitad de las personas
indicó que se sentían “algo” seguras en la localidad (n=170, 55.9 %). Le siguió
en frecuencia aquéllas que se sienten “poco” seguras (n=103, 33.9 %). Sólo 19
personas señalaron sentirse “nada” seguras (6.3 %) y únicamente 12 sienten
“mucha” seguridad en la zona (3. 9%). Es decir, más del 40 % de los habitantes
no considera que existan las condiciones adecuadas para garantizar una correcta
sensación de seguridad en la localidad (Figura 3).
Figura 3. Nivel de sensación de
seguridad de los habitantes de la zona
Fuente: Elaboración propia
Uno de los
entrevistados señaló que la cuestión de la sensación de seguridad es más
compleja de lo que puede apreciarse a simple vista. No se trata de cumplir con
un solo factor, como el alumbrado público o la presencia de figuras policiales,
sino que requiere de la conjunción de múltiples circunstancias que funcionen de
forma correcta.
La presencia de las figuras
policiales es causa de controversias: para algunas personas esto representa un
elemento que ayuda a mantener su tranquilidad; sin embargo, para otras, la
situación de corrupción ha escalado a tal grado que los policías son un factor
de miedo y un elemento que fomenta la desconfianza y, por consiguiente, que
obstaculiza la cohesión social.
Una cosa es que tenga servicios y otra cosa es que
tengas a alguien de seguridad. La realidad es que no; yo ahorita puedo salir al
puente del Río de los Remedios o el puente de Muzquiz o del Metro
Nezahualcóyotl, y te puedo prometer que no hay ningún elemento de seguridad ahí
cuidando. Eso es un hecho, ésa es una realidad. (Entrevistado 1)
Para otros, la sensación de
seguridad no se basa en los elementos que se encuentran en el espacio en ese
momento, sino que se trata del resultado de una serie de experiencias y
sentimientos que han atravesado a lo largo de toda su vida. La sensación de seguridad
es un elemento cognitivo, compuesto por el resultado de las experiencias
mencionadas y los sentimientos que producen las interacciones que se suscitan
en el espacio, como aquéllas del sujeto con el alumbrado público, o la
infraestructura de las calles o avenidas con la presencia de elementos de
policía. Es un elemento difícil de cambiar, pues se construye y edifica desde
la infancia.
Te puedo decir que eso pasó hace diez años y hasta
la fecha tengo miedo. O sea, yo veo algo raro y luego luego siento en el
corazón como si se fuera a paralizar. Veo que alguien se me quiere acercar y es
un miedo continuo. Hasta la fecha siento miedo. O sea, me asustó mucho. Veo
grupitos de chavos y quiero correr. Te marca para siempre. (Entrevistado 4)
La oscuridad y la calle son los
dos elementos que más acrecientan la sensación de inseguridad. El hogar se ha
convertido en una zona de refugio. En cambio, en el tránsito de la casa al
transporte público o al trabajo no se conjuntan los elementos indispensables
para dar seguridad al sujeto. También, aunque la noche por sí sola no hace
inseguro un lugar, se convierte en un elemento que reduce las condiciones
propicias para la vigilancia informal porque es un factor que dificulta la
visibilidad.
Ahora bien, conforme se
incrementa la violencia y la criminalidad en la zona, los aspectos que ayudan a
mejorar la seguridad poco a poco se desvanecen. Los delitos que se cometen en
el hogar, y la publicidad que se hace de ellos, han producido un cambio en el
imaginario social y ahora llega a pensarse que no se puede estar seguro ni en
la casa. Debido a esto han surgido propuestas como “vecino vigilante”, por
medio de las cuales los vecinos cuidan y se alertan de cualquier actividad
sospechosa que suceda en su calle. El día tampoco ofrece la protección
necesaria: existe la idea de que ya no importa la hora; los criminales y la
violencia pueden aparecer en cualquier momento.
Estaba en la primaria Idelfonso Velázquez; ya
estaba oscureciendo y estaba al final de la calle, y pues me llegaron por atrás
y me asaltaron: me quitaron mi celular y una bolsa. Realmente fue la primera
vez que me pasó. La segunda vez fue en un andador. Eran como las cinco o seis
de la tarde; no había oscurecido para nada. (Entrevistado 2)
En lo que refiere a los lugares
de la colonia que son considerados más inseguros, 215 personas (69.1 %)
indicaron que la sensación de inseguridad era mayor en las zonas cercanas al
río de los Remedios. Como se mencionó, el río representa una zona de impunidad
donde no existe protección para nadie y que ha sido abandonada por el Estado.
La segunda zona que se considera
más insegura es el interior del transporte público, con 188 menciones (61.8 %).
El transporte, que debería funcionar como una forma de garantizar a los
habitantes el acceso a las oportunidades que ofrece la ciudad y como un medio
para el bienestar social, se convierte en un lugar de peligro, donde domina la
incomodidad y el miedo a la violencia. De igual manera, las zonas cercanas al
metro alcanzaron 184 menciones (60.5 %), lo que las coloca en tercer lugar.
Una alusión
destacable es la idea de que la frontera con Ecatepec es una zona de peligro. A
pesar de que este límite es prácticamente indistinguible en la realidad —en
muchas partes está señalado por un simple letrero que indica que se sale de la
Ciudad de México y se entra al Estado de México—, las personas lo consideran un
punto desde el cual se pierde la sensación de seguridad que proporciona el
espacio. Se trata de una frontera de tipo ideológica, presente en el imaginario
social de la población (Figura 4).
Figura 4. Lugares de la colonia
que se consideran más inseguros
Fuente: Elaboración propia
Un elemento
interesante que se observó es la sensación de inseguridad en parques, mercados
y andadores. Esta asociación entre inseguridad y espacio público ha producido
que las personas rompan la relación que tienen con este tipo de centros de
convivencia; es decir, con aquellos lugares que tradicionalmente han sido
considerados como puntos de encuentro e intercambio social. Ello ha generado
que la convivencia se dé principalmente en fines de semana, bajo el cobijo de
la comunidad y el acompañamiento no intencionado que produce.
La sensación de inseguridad es más en la Avenida
Central. Llevo más de cuarenta años viviendo aquí y, por muy bien iluminada que
estuviera (que no lo está, por cierto), sigue sintiéndose peligrosa. Tanto en
sus puentes peatonales, los que son estos nada más de cemento, y los puentes
vehiculares, que son los referentes a las estaciones del metro. (Entrevistado
1)
Se les
pidió a las personas que hablaran sobre si habían sido testigos de algún tipo
de violencia en el último año en la localidad. Se destaca que sólo 62 personas
(20.4 %) señalaron no haber presenciado algún acto violento. En cambio, más de
la mitad comentó haber visto agresiones físicas (n=175, 57.6 %) o agresiones
verbales (n=167, 54.9 %) (Figura 5).
Figura 5. Tipo de violencia que
los habitantes
han atestiguado en el último año
Fuente: Elaboración propia
Es
alarmante que, tan sólo en su colonia y únicamente en el último año, sólo 62
personas —es decir, uno de cada cinco encuestados— no hayan observado un acto
de violencia de los que se mencionaron. Esto indica que la violencia está
presente en todos los ámbitos de la vida en comunidad. Ser testigo de ella
repercute en la presencia de sentimientos, en su mayoría negativos,
relacionados con la frustración de no ser capaz de hacer algo para detenerla.
En contraste, estas situaciones
donde la persona es testigo de violencia también despiertan sentimientos de
empatía y solidaridad. Se resalta el deseo de ayudar a quien está en problemas,
pero se temen las consecuencias de actuar. Esto ocurre con mayor frecuencia
entre las personas con familia, pues temen que exista algún tipo de repercusión
contra sus seres queridos o que la violencia o un posible enfrentamiento derive
en su ausencia definitiva del entorno familiar.
He tenido cercanos que han tenido sus siniestros.
Que entraron a robar a su casa o que yo he visto que a lo mejor algún vecino le
están robando el auto. Sientes una impotencia porque quisieras ayudar y
volverte en ese momento Superman y solucionarlo de la mejor manera, pero lo
piensas porque, evidentemente, pues eres un elemento de familia, dependen de ti
tus elementos, tu familia. (Entrevistado 1)
También se
preguntó a las personas si habían sido víctimas de algún tipo de violencia en
los alrededores del metro o de la avenida Río de los Remedios en el último año.
El 57.2 % de la muestra, es decir, 174 personas, dio una respuesta negativa. Se
trata de un dato revelador, pues indica que casi una de cada dos personas ha
atravesado por una situación violenta en el último año (Figura 6).
Figura 6. Tipo de violencia de
la que los habitantes
han sido víctimas en el último año
Fuente: Elaboración propia
La figura de las autoridades
El 78 % de la población
encuestada considera que las autoridades son poco (n=163) o nada (n=76)
efectivas para la atención de la violencia. Esta percepción determina y marca
las relaciones entre la población y las autoridades de seguridad: no se les
considera efectivas para realizar sus labores y, por lo tanto, no se les estima
necesarias para la consecución de condiciones de protección y seguridad en la
zona. A las autoridades se les reconoce como un elemento incapaz de cumplir con
sus labores (Figura 7).
Figura 7. Percepción sobre el
nivel de efectividad de las autoridades de
seguridad pública para resolver los problemas de violencia de la zona
Fuente: Elaboración propia
La
presencia de los policías, más que considerarse un elemento tranquilizador,
llega a ser un aspecto que preocupa a los habitantes. Para muchos de ellos, el
miedo a estar en contacto con un actor del crimen organizado es el mismo que
cuando se relacionan con un elemento policial. Las personas anhelan o desean
poder confiar en los policías, pero la realidad actual y las experiencias que
han tenido las orillan a la desconfianza.
Yo quisiera sentirme seguro de ver un policía, pero
la verdad es que hasta los veo y me dan miedo. (Entrevistado 2)
No existe un respeto actual por
la figura del policía: se les llama lacras, ladrones, ratas, rateros con placa,
escoria, entre otros motes. Su “toxicidad” para la sociedad llega a ser
equiparable a la de los actores del crimen organizado. Incluso se hace
referencia a que su “maldad” o “desvío” no surge cuando se convierten en
elementos policiales, sino que se presenta desde que ingresan a la academia
policial. Para algunas personas, el cuerpo policial no es en sí corrupto o
negativo, sino que son las personas que lo integran las que, desde antes de ser
policías, ya presentan comportamientos negativos o violentos.
Es bien sabido que la mayoría de estos lacras viven
extorsionando a la ciudadanía, comerciantes humildes, borrachines, conductores
y demás; en lugar de perseguir a los ladrones y mucho menos a los criminales de
alto calibre. Tristemente me ha tocado ver cómo prefieren robar a vendedores
ambulantes indígenas en vez de perseguir al criminal. En realidad, parece que sólo
se meten a la academia para robar y huevonear a gusto en vez de hacer un bien a
la sociedad. (Usuario)
Uno de los aspectos que más
hartazgo produce en los habitantes es que el cuerpo policial se mantiene a
través de las contribuciones de la población. Se percibe que los policías gozan
de mejores condiciones de vida que el promedio gracias al dinero proveniente
del erario público y los actos de corrupción que cometen.
Gracias a nosotros y nuestros impuestos toda esta
bola de rateros con placa se dan el lujo de vivir sin ninguna preocupación. No
les importa; por eso están bien gordos. Hace falta que hagan una depuración de
todos estos pésimos elementos corruptos, prepotentes, mal educados, cínicos,
sin moral y mucho menos temor de dios. (Usuario)
Durante la realización de la
etnografía digital, se contó con el testimonio de una persona que afirmaba
formar parte de los cuerpos de policía y de los programas de vigilancia
comunitaria. En una interacción con otros usuarios, esta persona enunció que el
cuerpo de vigilancia presta especial atención y consideraciones a aquellas
personas que les dan recursos y les otorgan dinero. Esto produjo un sentimiento
de enojo entre los usuarios y se le acusó de formar parte de las organizaciones
criminales.
Estado de ánimo
La realización de la etnografía digital permitió
observar que los habitantes de la localidad experimentan una gran variedad de
sentimientos cuando se aborda la situación de inseguridad y violencia de la
colonia. Éstos van desde la tristeza hasta el coraje, el asco, el orgullo, la
vergüenza y el estrés. El principal sentimiento que se identificó fue la
tristeza: la situación de violencia los agobia y el hecho de que sea difícil
encontrar una solución en el corto o mediano plazo les provoca una pérdida de
esperanza. Sin embargo, algo que se destaca es la prevalencia del humor: la
ironía es utilizada como un mecanismo de defensa que permite resignificar la
violencia experimentada. Hay personas que se maravillan ante la capacidad de
resiliencia que esta acción implica.
Me da hartísima tristeza esta página porque me
doy cuenta [de] que la inseguridad va en aumento; los mexicanos somos tan
maravillosos que somos capaces de crear risas entre las desgracias. (Usuario)
Algunas personas consideran que
se requieren características especiales para convivir y resistir en la zona de
estudio. Se hacen alusiones a la necesidad de ser una persona prevenida, que
sepa anticiparse ante el peligro. Esta prevención no se considera innata, sino
capaz de desarrollarse conforme la persona crece en el contexto de violencia
crónica. Esto es un ejemplo más de cómo la violencia determina el habitus de
los habitantes.
Básicamente sea preventiva la persona. Pero no creo
realmente que tenga que ser valiente ni mucho menos, sencillamente tener una
situación de prevención, de precaución. Y bueno, a lo mejor en un momento dado,
ya en un punto muy de riesgo álgido, pues trata de ser lo más solidario, si es
que alguien más necesita ayuda. (Entrevistado 4)
Las
personas resaltan la necesidad de contar con sentimientos y características
positivas para vivir mejor en la localidad de estudio. La cualidad que se
considera más importante es la amabilidad, pues fue mencionada por el 70.3 % de
las personas (n=211); le siguen en frecuencia la honestidad y el trabajo en
equipo, cada uno con un 69 % de menciones (n=207); en tercer lugar, se ubicó la
prudencia, señalada por 158 personas (52.7 %). Los elementos menos enunciados
fueron la agresividad, el perdón y el humor (Figura 8).
Figura 8. Características que
los habitantes consideran que
una persona debe tener para vivir mejor en la localidad
Fuente: Elaboración propia
Como se
observa, las personas priorizan las cualidades que permiten generar una mejor
convivencia como sociedad y una comunidad armónica,
en la que puedan apoyarse ante situaciones de violencia. Sin embargo, del
análisis también se desprende que esta importancia de la vida comunitaria no se
da de manera consciente, sino que es más bien producto de las experiencias que
han transitado como sociedad y de la traslación de la función de proteger —que
inicialmente pertenece a la policía— a la comunidad en su conjunto.
Es destacable cómo la
característica menos valorada es la agresividad, es decir, un elemento que
puede ser considerado como generador de violencia. Las personas buscan la
reducción de las condiciones de violencia no sólo a través de la eliminación de
las acciones del “segundo Estado” —el crimen organizado—, sino por medio del
cambio individual, el cual prioriza la cooperación.
Un último elemento significativo
es la poca importancia que se le da al humor. La etnografía digital permitió
observar que el humor era un elemento esencial para la resignificación de la
violencia crónica que se experimentaba en la zona; sin embargo, éste se
presenta mayoritariamente en redes sociales. Habría que realizar estudios
posteriores en los que se indague si el uso del humor es exclusivo de los
espacios digitales.
En relación con los sentimientos
que la situación de violencia les provoca a los habitantes, se obtuvieron los
siguientes resultados: la mayoría de los habitantes experimenta temor (n=189,
63.2 %); le sigue en frecuencia el enojo (n=171, 57.2 %) y, en tercer lugar, el
estrés (n=156, 52.2 %).
Estos resultados concuerdan con
los antes descritos. Es claro que el temor es el principal sentimiento que se
experimenta, pues es justo a través de éste que el segundo Estado ha expandido
su control sobre la sociedad. El enojo también es un sentimiento recurrente:
como se observó, a partir de él se han desarrollado parte de las estrategias de
protección y las tácticas de sobrevivencia. El enojo es una reacción natural al
control que constantemente se experimenta; el hartazgo que se produce como
consecuencia de éste es uno de los motores de la resistencia social, y lo que
ha permitido la generación de un performance frente al delito.
Los sentimientos positivos son
mencionados en escasas ocasiones. La gráfica siguiente ilustra muy bien el
contraste entre ambos: mientras que los sentimientos negativos presentan barras
que se extienden ampliamente, los positivos muestran barras apenas visibles,
muy cortas en comparación con los otros. Como se mencionó en el marco teórico,
la violencia crónica está relacionada fuertemente con la percepción que las
personas tienen de la misma; esto se refleja muy bien en el análisis de este
apartado: sólo 21 personas (7 %) consideran que la situación de la colonia
respecto a seguridad y violencia les produce tranquilidad (Figura 9).
También se
presentó a los encuestados una serie de oraciones para que seleccionaran
aquéllas que mejor describieran la forma en la que se sentían respecto a la
situación general de la localidad. Cada oración contiene una serie de
sentimientos y expectativas sobre el futuro de la zona de estudio. Es
remarcable cómo, a pesar de los sentimientos negativos que se tienen
actualmente y de todos los testimonios recabados, aún persiste la esperanza de
contar con un futuro mejor para la localidad.
Figura 9. Sentimientos que
provoca la situación en la que viven las personas en la zona (en relación con
los avances o retrocesos de la violencia, desarrollo de servicios y situación
de seguridad pública)
Fuente: Elaboración propia
La oración más recurrente fue
“Espero más épocas buenas que malas”; fue seleccionada por 117 personas (39 %).
Las siguientes oraciones con más menciones fueron “Cuando miro hacia el futuro,
espero ser más feliz de lo que soy ahora” y “No puedo darme por vencido”, cada
una con 87 menciones (29 %) (Figura 10). Como se observa, existe un ambiente
general de optimismo por parte de la población. Los individuos reconocen en
ellos mismos su papel indispensable para la generación de un cambio social. La
situación de violencia crónica no puede derrotarlos y no borrará su esperanza
de un futuro mejor.
Figura 10. Oraciones que mejor
describen la forma
en la que los habitantes se sienten respecto a la colonia
Fuente: Elaboración propia
Conclusiones
Los niveles de violencia que se presentan en las
localidades cercanas al metro y a la avenida Río de los Remedios la convierten
en uno de los territorios más violentos de la zona metropolitana del Valle de
México. La cantidad de personas a las que afectan y el corto periodo en el que
se presentan permiten catalogar la violencia como crónica. Se trata de un
fenómeno que ha afectado a todos los habitantes durante muchos años y que ha
influido en el desarrollo de su vida diaria; por ejemplo, determina la generación
de conductas y sensaciones específicas dirigidas a evitar ser víctima de
violencia.
Así, se observa que, a
diferencia de lo sostenido por Arteaga (2003), la violencia no se limita
solamente a la acción corporal, sino que implica muchas otras formas
—incluyendo las simbólicas— con características particulares. La profundidad de
la violencia que experimenta la comunidad de la zona de Río de los Remedios
sólo puede entenderse mediante un concepto amplio que rinda cuenta de sus
modalidades, tal como señalan Garriga Zucal (2010), Garriga Zucal y Noel (2010)
y Blair Trujillo (2009).
La violencia que se suscita
constantemente en el espacio público ha provocado el retraimiento de gran parte
de la población a sus hogares. El espacio público está cada vez más abandonado,
lo que produce que los grupos del crimen organizado se expandan y lo utilicen
de forma más constante, suscitando mayores niveles de violencia. Sin embargo,
las personas reconocen la importancia del espacio público y generan estrategias
para resistir esta expansión. Existen múltiples acciones comunitarias para la
recuperación de parques y para la limpieza del Río de los Remedios con la
intención de utilizarlos y desplazar a los grupos criminales que actúan en
ellos.
El abandono del espacio público
también ha tenido como consecuencia la desarticulación del sentido de comunidad
y de la convivencia vecinal. A su vez, esto ha provocado un fuerte sentido de
desconfianza hacia el “otro”, hasta el grado de que en ocasiones
transcurren años para que pueda generarse un lazo de confianza entre vecinos. A
pesar de esto, las personas continúan reconociendo a la comunidad como un actor
indispensable en el cual pueden apoyarse para generar y garantizar mejores
condiciones de seguridad.
Las personas han encontrado en
los espacios digitales una forma de resistir y organizarse ante la violencia.
En los últimos años han proliferado los grupos vecinales en Facebook o en
WhatsApp, en donde se dan anuncios sobre los hechos más relevantes
de la colonia, se realizan advertencias acerca de posibles actos que puedan
perturbar a la comunidad o se organizan protestas o acciones de resistencia o
enfrentamiento.
También se han generado ciertas
narrativas o discursos que buscan darle sentido a la violencia que se
experimenta día con día. Estos suelen estar centrados en dos aspectos: uno, la
existencia de grupos ajenos a la comunidad que llevan años infiltrados en ella
y cuya llegada es la responsable de los delitos y actos violentos que los
aquejan; y dos, el abandono por parte de las entidades gubernamentales y la
falta de políticas públicas que atiendan de manera efectiva la situación que
atraviesan.
Tales narrativas han tenido una
serie de impactos negativos en la comunidad; por ejemplo, en múltiples
ocasiones se concibe a la sociedad como un ente “enfermo” que se deteriora
rápidamente y que no puede ser salvado; incluso, se le llega a considerar como
“podrida”. Debido a esto, los generadores de la violencia son vistos como una
“plaga” que debe ser eliminada a toda costa. Por los actos que cometen, ya no
cuentan con la categoría de seres humanos, sino que son llamados “ratas”,
“bestias”, “enfermos”, entre otros y, por lo tanto, no merecen ningún tipo de
derecho o consideración.
Esto indica que la violencia
crónica impacta efectivamente en el comportamiento y el pensamiento de las
personas que habitan en la zona del Río de los Remedios. Como señalan Arias
Castilla (2006) y Lewkow (2014), la percepción social implica una resignificación
de la información proveniente del entorno en aras de construir una visión del
mundo que les permita desenvolverse. Así, los habitantes estudiados en esta
investigación han moldeado su imagen del mundo a partir de las experiencias de
violencia que viven o presencian cada día, generando emociones que echan sus
raíces en este contexto social y cultural, tal como ha sido remarcado por
García Andrade (2019).
Si bien la violencia crónica ha
provocado una serie de sentimientos negativos entre gran parte de la población
—como enojo, vergüenza, temor, estrés o intranquilidad—, aún existe una fuerte
esperanza en el futuro. La mayoría de las personas creen que es posible cambiar
la situación y tienen el anhelo de que el futuro les traiga más épocas buenas
que malas. Esto sólo será posible a través de una política pública bien
estructurada, que tome en cuenta a la comunidad que va a atender y que se lleve
a cabo de forma coordinada entre los distintos gobiernos locales que tienen a
su cargo la seguridad de la zona.
Bibliografía
Anzalduá,
G. (2016). Borderlands. La frontera. Capitán Swing.
Arendt, H.
(2008). Sobre la violencia. Alianza.
Arias
Castilla, C. A. (2006). Enfoques teóricos sobre la percepción que tienen las
personas. Horizontes Pedagógicos, 8(1), 9-22.
Arteaga
Botello, N. (2003). El espacio de la violencia: Un modelo de interpretación
social. Sociológica, 18(52), 119-145. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=305026634005
Bericat
Alastuey, E. (2000). La sociología de la emoción y la emoción en la sociología. Papers, 62,
145-176.
Blair, E.
(2005). Memorias de violencia. Espacio, tiempo y narración. Revista
Controversia, 185, 10-19.
Blair
Trujillo, E. (2009). Aproximación teórica al concepto de violencia: Avatares de
una definición. Política y Cultura, 32, 9-33.
Butler, J.
(2009). Performatividad, precariedad y políticas sexuales. AIBR:
Revista de Antropología Iberoamericana, 4(3), 321-336. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4934440
Carrión, L.
(2018). La fosa de agua: Desapariciones y feminicidios en el río de los
Remedios. Debate.
Castillo
Vargas, A., y Castro Chaves, X. (2011). El rostro de la violencia social y
estructural: La delincuencia y la pobreza como expresiones distintas de una
vulnerabilidad común. Revista de Ciencias Sociales, 3-4(133-134),
113-124. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15323589009
Chávez, S.
(2013, 29 de marzo). Exigen declarar alerta sanitaria por contaminación en Río
de los Remedios. La Jornada. https://www.jornada.com.mx/2013/03/29/estados/027n2est
Chong de la
Cruz, I. (2007). Métodos y técnicas de la investigación documental. En H. A.
Figueroa Alcántara y C. A. Ramírez Velázquez (eds.), Investigación y
docencia en bibliotecología (pp. 183-202). Facultad de Filosofía y
Letras, Dirección General Asuntos del Personal Académico, Universidad Nacional
Autónoma de México.
Clercq
Ortega, J. A. le, Cháidez Montenegro, A., y Rodríguez Sánchez-Lara, G. (2022). Estructura
y función de la impunidad en México. Índice global de impunidad México 2022.
Universidad de las Américas Puebla. https://www.udlap.mx/cesij/files/indices-globales/IGI-MEX-2022-UDLAP.pdf
Comisión
Nacional del Agua. (s. f.). El Río de los Remedios: Una visión ambiental de la
rectificación. Agua.org. https://agua.org.mx/wp-content/uploads/filespdf/doc_pdf_6738.pdf
Domínguez,
D., Beaulieu, A., Estalella, A., Gómez, É., Schnettler, B., y Read, R. (2007).
Etnografía virtual. Forum Qualitative Sozialforschung, 8(3). http://nbn-resolving.de/urn:nbn:de:0114-fqs0703E19
Foucault,
M. (2000). Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones.
Alianza.
Foucault,
M. (2019). Microfísica del poder. Edisa.
García
Andrade, A. (2019). Neurociencia de las emociones: La sociedad vista desde el
individuo. Una aproximación a la vinculación sociología-neurociencia. Sociológica, 34(96),
39-71.
Garriga
Zucal, J. A. (2010). Violencia: Un concepto dificil de asir. Antropolítica, 29,
225-241.
Garriga
Zucal, J. A., y Noel, G. (2010). Notas para una definición antropológica de la
violencia: Un debate en curso. PUBLICAR, 8(9), 97-121.
Giraldo
Díaz, R. (2008). La ética de Michel Foucault o de la posibilidad de la
resistencia. Diálogos de saberes: investigaciones y ciencias sociales, 29,
201-213. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3003627
Gobierno
del Distrito Federal. (2012). Programa de ordenación de la zona
metropolitana del Valle de México. Gobierno del Distrito Federal.
Gómez
Macfarland, C. A., y Sánchez Ramírez, M. C. (2020). Violencia familiar en
tiempos de Covid. Mirada Legislativa, 187, 1-31. http://www.bibliodigitalibd.senado.gob.mx/bitstream/handle/123456789/4891/ML_187.pdf?sequence=1yisAllowed=y
González,
L. A. (1997). El Salvador en la postguerra: De la violencia armada a la
violencia social. Realidad, 59, 441-458. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6521200
González
Reynoso, A. E., Hernández Muñoz, L., Perló Cohen, M., y Zamora Saenz, I.
(eds.). (2010). Rescate de ríos urbanos: Propuestas conceptuales y
metodológicas para la restauración y rehabilitación de ríos. Universidad
Nacional Autónoma de México, Coordinación de Humanidades, Programa
Universitario de Estudios Sobre la Ciudad. https://www.puec.unam.mx/pdf/publicaciones_digitales/rescate_rios_digital.pdf
Hernández
Sampieri, R., Fernández Collado, C., y Baptista Lucio, P. (2014). Metodología de la investigación. McGraw Hill.
Hipp, J.
(2010). What is the “neighbourhood” in neighbourhood satisfaction? Comparing the effects of
structural characteristics measured at the micro-neighbourhood
and tract levels. Urban
Studies, 47(12),
2517-2536. https://doi.org/10.1177/0042098009359950
Huffschmid,
A. (2013). La otra materialidad: Cuerpos y memoria en la vía pública. En Cuerpos,
espacios y emociones. Aproximaciones desde las ciencias sociales (pp.
111-138). Universidad Autónoma Metropolitana.
Instituto
Nacional de Estadística y Geografía. (2022). México en cifras.
INEGI. https://www.inegi.org.mx/app/areasgeograficas/
Kloppe
Santamaría, G., y Abello Colak, A. (eds.). (2019). Seguridad humana y
violencia crónica en México: Nuevas lecturas y propuestas desde abajo.
Instituto Tecnológico Autónomo de México, Miguel Ángel Porrúa.
Lewkow, L.
(2014). Aspectos sociológicos del concepto de percepción en la teoría de
sistemas sociales. Revista Mad, 31, 29-45.
Marcuello
Servós, C., y García Martínez, J. (2011). La cárcel como espacio de
de-socialización ciudadana: ¿Fracaso del sistema penitenciario español? Portularia, 11,
49-60. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3694766
Martínez
Pacheco, A. (2016). La violencia. Conceptualización y elementos para su
estudio. Política y Cultura, 46, 7-31.
Mendizábal,
N. (2018). La osadía en la investigación: El uso de los métodos mixtos en las
ciencias sociales. Espacio Abierto, 27(2), 5-20.
Molina, I.
(2013). Sexismo flexible y malabarismos. Sobre las prácticas cotidianas de la
clase obrera en tiempos de la transnacionalidad. En Cuerpos, espacios y
emociones. Aproximaciones desde las ciencias sociales (pp. 221-250).
Universidad Autónoma Metropolitana.
Monroy
Cuellar, N. (2017). Homofobia internalizada: Una revisión desde la teoría de
género y la psicología social. Educación y Salud. Boletín científico de
ciencias de la salud del Instituto de Ciencias de la Salud, 5(10). https://www.uaeh.edu.mx/scige/boletin/icsa/n10/e6.html
Muratori,
M., y Zubieta, E. M. (2013). Miedo al delito y victimización como factores
influyentes en la percepción del contexto social y clima emocional. Boletín
de Psicología, 109, 7-18.
Peña Vera,
T. (2022). Etapas del análisis de la información documental. Revista
Interamericana de Bibliotecología, 45(3), e340545. https://doi.org/10.17533/udea.rib.v45n3e340545
Pérez
Toledo, R. (2018). Inventar el espacio urbano por sujetos con prácticas
homoeróticas en Tijuana: Afectividad y migraciones [Tesis de maestría,
Universidad Nacional Autónoma de México]. http://132.248.9.195/ptd2018/octubre/0781113/Index.html
Pink, S., Horst, H., Postill, J., Hjorth, L.,
Lewis, T., y Tacchi, J. (2019). Etnografía digital. Principios y
práctica. Ediciones
Morata.
Rivera, A.
(2019, 13 de abril). Realizan jornada de limpieza en el Río de los Remedios. Milenio. https://www.milenio.com/politica/gobierno/realizan-jornada-de-limpieza-en-el-rio-de-los-remedios
Ruiz
Méndez, M. del R., y Aguirre Aguilar, G. (2015). Etnografía virtual, un
acercamiento al método y a sus aplicaciones. Estudios sobre las
Culturas Contemporáneas, 21(41), 67-96.
Sabido
Ramos, O. (2013). Los retos del cuerpo en la investigación sociológica. Una
reflexión teórico metodológica. En Cuerpos, espacios y emociones.
Aproximaciones desde las ciencias sociales (pp. 19-54). Universidad
Autónoma Metropolitana.
Sagot, M.
(2000). Ruta crítica de las mujeres afectadas por la violencia
intrafamiliar en América Latina (estudios de casos de diez países).
Organización Panamericana de la Salud. https://www.paho.org/es/documentos/ruta-critica-mujeres-afectadas-por-violencia-intrafamiliar-america-latina-estudios-caso
Salinas
Arreortua, L. A. (2017). Gestión metropolitana en la Zona Metropolitana del
Valle de México: Entre la legalidad y la voluntad política. Papeles de
población, 23(91), 143-169. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6943532
Secretaría
de la Defensa Nacional. (2019, 31 de octubre). El ejército mexicano
aplica el plan DN-III-E en diversas colonias del Estado de México. Gobierno
de México. http://www.gob.mx/sedena/prensa/el-ejercito-mexicano-aplica-el-plan-dn-iii-e-en-diversas-colonias-del-estado-de-mexico
Secretariado
Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. (2022, diciembre). Incidencia
delictiva del Fuero Común, nueva metodología. Gobierno de México. http://www.gob.mx/sesnsp/acciones-y-programas/incidencia-delictiva-del-fuero-comun-nueva-metodologia?state=published
Segato, R.
L. (2013). La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en
Ciudad Juárez: Territorio, soberanía y crímenes de segundo estado. Tinta
Limón Ediciones.
Segato, R.
L. (2014). Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres. Sociedade
e Estado, 29(2), 341-371. https://doi.org/10.1590/S0102-69922014000200003
Segato, R.
L. (2016). La guerra contra las mujeres. Traficantes de Sueños.
Soto
Villagrán, P. (2013). Entre los espacios del miedo y los espacios de la
violencia: Discursos y prácticas sobre la corporalidad y las emociones. En Cuerpos,
espacios y emociones. Aproximaciones desde las ciencias sociales (pp.
197-220). Universidad Autónoma Metropolitana.
Tello, N.
(2005). La socialización de la violencia en las escuelas secundarias. Proceso
funcional a la descomposición social. Revista mexicana de investigación
educativa, 10(27), 1165-1181. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_abstractypid=S1405-66662005000401165ylng=esynrm=isoytlng=es
Tufte, T.
(2008). El edu-entretenimiento: Buscando estrategias comunicacionales contra la
violencia y los conflictos. Intercom, 31(1), 157-182. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=69830989008
Turner, V.
W. (1995). The ritual process: Structure and anti-structure. Aldine de
Gruyter.
Van Gennep,
A. (2013). Los ritos de paso. Alianza.
Zaffaroni,
R. (2009). Globalización y crimen organizado. En Voces para la
libertad: Reflexiones sobre la represión (pp. 261-286). Ediciones Eón. http://zaloamati.azc.uam.mx//handle/11191/1844
Zúñiga Elizalde, M. (2014). Las
mujeres en los espacios públicos: Entre la violencia y la búsqueda de libertad. Región
y Sociedad, 4, 77-100. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10230108004
* Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Especialista en atención
integral victimológica de violencias y violaciones graves a derechos humanos.
Actualmente trabaja en temáticas de prevención para el programa de Justicia
Penal de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
Catedrática de la facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Olvera, F. (2025). Efectos de la violencia crónica en las percepciones
y emociones de los habitantes de la zona de Río de los Remedios. Iberoforum, Revista de Ciencias Sociales,
Nueva Época, 5(2), 1-45, Artículos y Ensayos, e000298.
https://doi.org/10.48102/if.2025.v5.n2.298
Licencia
Pública Internacional — CC BY-NC-ND 4.0